miércoles, 30 de diciembre de 2009

Un gesto con una buena voluntad.


                                                                 Anton Giulio & Arturo Bragaglia, Typist, (Dattilografa) 1911

martes, 29 de diciembre de 2009

Mirar fotografías,Victor Burgin (1977)

                                                                                                     Fotografía Carlos Alcañiz 2009.

Es casi igual de raro pasar un día sin ver una fotografía como lo es el no ver una escritura. En un contexto institucional tras otro –la prensa, fotos de familia, espectaculares, etc. —las fotografías permean el entorno, facilitando la formación/reflexión/inflexión de lo que “tomamos desapercibido”. La instrumentalidad diaria de la fotografía es bastante clara: para vender, para informar, para deleitar. Clara, pero sólo al punto en el cual las representaciones fotográficas se pierden en el mundo ordinario que ellas ayudan a construir. La teoría reciente sigue a la fotografía más allá de donde ha borrado sus operaciones en el “nada-qué-explicar”.

Previamente había sido muy común (culpemos a la inercia de nuestras instituciones educativas por esto) ver a la fotografía a la luz del “arte”, una fuente de iluminación que consigna oscurecer la mayor parte de nuestra experiencia diaria con las fotografías. Lo que se ha descrito la mayor de las veces es un matizado particular de la “historia del arte” que surgió con la invención de la cámara, una historia realizada dentro de los confines reconocidos de una sucesión de “maestros”, “obras maestras” y “movimientos”; un recuento parcial que no toca el aspecto social de la fotografía.

La fotografía, al compartir la condición de imagen estática con la pintura, y la cámara con el cine, tiende a ser colocada entre estos dos medios, pero nos encontramos con ella de una manera fundamentalmente distinta que con cualquiera de las dos. Para la mayoría, las pinturas y las películas sólo son vistas como el resultado de un acto voluntario que muy claramente implica un gasto de tiempo y/o de dinero; aunque las fotografías pueden mostrarse en las galerías de arte y vendidas en libros, la mayoría de las fotografías no son vista a partir de una opción deliberada, no se les adjudica un espacio y un tiempo especiales para su apreciación, aparentemente (una calificación importante) se ofrecen sin costo alguno: las fotografías se ofrecen de manera gratuita; mientras que las pinturas y las películas se presentan desde el principio como objetos que merecen una atención crítica; las fotografías son recibidas más bien como una especie de entorno.

Siendo una libre y reconocida acuñación de significado, generalmente no declarada ni teorizada por aquellos por donde circula, la fotografía comparte un atributo con el lenguaje. Sin embargo, aunque ha sido muy común hablar libremente sobre el “lenguaje de la fotografía”, no fue sino hasta la década de los sesenta que se condujo una investigación sistemática sobre las formas de comunicación, fuera del lenguaje natural, hecha desde el punto de vista de la ciencia lingüística; estos primeros estudios “semióticos”, y lo que produjeron posteriormente, han reorientado radicalmente la teoría de la fotografía.

La semiótica, o la semiología, es el estudio de los signos, con el objeto de identificar las regularidades sistemáticas desde las cuales se construyen los sentidos. En la primer fase de la semiología “estructuralista” (la obra de Roland Barthes, Elementos de la semiología apareció primero en Francia en 1964), se le prestó atención a la analogía entre el lenguaje “natural” (el fenómeno del habla y la escritura), y los lenguajes “visuales”. En este periodo, el trabajo se ocupaba de los códigos de analogía por los cuales la fotografía denota a los objetos en el mundo, los códigos de connotación a través de los cuales la denotación sirve a un sistema secundario de significados, y los códigos “retóricos” de la yuxtaposición de elementos al interior de una fotografía y entre fotografías distintas pero adyacentes.

El trabajo de la semiótica nos mostró que no hay un “lenguaje de la fotografía”, no hay un sistema único de significación (contrario a un aparato técnico) del que dependen todas las fotografías (en el sentido en el cual todos los textos en español finalmente dependen de la lengua española), y en vez de esto, hay un complejo heterodoxo de códigos de los cuales puede servirse la fotografía. Cada fotografía significa sobre la base de una pluralidad de dichos códigos, cuyo número o tipo varía de una imagen a otra. Algunas de ellas (por lo menos para el primer análisis) son peculiares a la fotografía (por ejemplo, los distintos códigos que se construyen alrededor de las palabras “enfoque” o “borroso”), otras claramente no lo son (por ejemplo, los códigos cinestésicos del gesto corporal). Además, se mostró de manera importante que el “lenguaje de la fotografía” putativamente anónimo, nunca se libera de las determinaciones del lenguaje mismo.

Es raro ver una fotografía en uso que no tenga una leyenda o subtítulo, es más común encontrarse con fotografías acompañadas de texto, o con un copy sobrepuesto en ellas (el copy es el texto diseñado por la publicidad para transmitir el mensaje comercial de un producto). Incluso una fotografía que no tiene ni una escritura en ella o alrededor de ella es atravesada por el lenguaje cuando es “leída” por el espectador (por ejemplo, una imagen predominantemente oscura de tono carga con todo el peso de significación que le damos a la oscuridad en su uso social; muchas de sus interpretaciones, por lo tanto, serán lingüísticas, como cuando hablamos metafóricamente de una persona que se halla “sombría”).

La inteligibilidad de la fotografía no es una cosa sencilla; las fotografías son textos inscritos bajo condiciones que podríamos llamar de “discurso fotográfico”, pero este discurso, como cualquier otro, se encuentra con discursos fuera de éste; el “texto fotográfico”, como cualquier otro, es el sitio de una “intertextualidad” compleja, una serie de montajes de textos previos “que se toman desapercibidos” en una conjunción cultural e histórica determinada. Dichos textos previos, aquellos presupuestos por la fotografía, son autónomos; cumplen un rol en el texto pero no aparecen en éste, son latentes al texto manifiesto y sólo pueden leerse a través de éste, “sintomáticamente” (efectivamente, como el sueño en la descripción de Freud, la imaginería fotográfica es típicamente lacónica, un efecto que es refinado y explotado en la publicidad).

Al tratar la fotografía como un texto-objeto, la semiótica “clásica” mostró que la noción de la Imagen “puramente visual” no es nada más que una ficción Edénica. Además de esto, sin embargo, cualquier especificidad que pueda atribuírsele a la fotografía, en el nivel de la “imagen”, es atrapado inextricablemente dentro de la especificidad de los actos sociales que le dan intención a esa imagen y a sus sentidos; las fotografías de prensa ayudan a convertir el continuum puro del flujo histórico en un producto llamado “noticia”, las fotos domésticas sirven característicamente para legitimar la institución de la familia. . . y así sucesivamente. Para cualquier práctica fotográfica, los materiales dados (el flujo histórico, la experiencia existencial de la familia, etc.), son convertidos en un tipo identificable de producto, de hombres y mujeres que usan un método técnico particular y que funcionan dentro de instituciones sociales particulares. Las “estructuras” significativas que la primera semiótica encontró en la fotografía no fueron autogeneradas espontáneamente, se originan en modos determinados de organización humana. La interrogante sobre el sentido, por lo tanto, constantemente se referirá a las formaciones sociales y psíquicas del autor/lector, formaciones existencialmente simultáneas y coextensivas pero teorizadas en discursos separados; entre éstos, el marxismo y el psicoanálisis han informado más a la semiótica, con sus intenciones por comprender las determinaciones de la historia y del sujeto en la producción de sentido.

En su fase estructuralista, la semiótica vio al texto como el sitio objetivo de sentidos más o menos determinados, producidos sobre la base de qué sistemas significativos fueron empíricamente identificados como operativos “al interior” del texto. Caracterizado de manera muy cruda, asumió un mensaje codificado y a autores/lectores que sabían cómo codificar y descodificar tales mensajes, mientras permanecían, por así decirlo, “fuera” de los códigos: usándolos, o no, del mismo modo como usarían o no usarían una herramienta conveniente. Esta cuestión se vio como que simplificaba demasiado este tema central: así como nosotros hablamos un lenguaje, del mismo modo, el lenguaje “nos habla” a/de nosotros.

Todo sentido, atravesando todas las instituciones sociales –los sistemas legales, la moralidad, el arte, la religión, la familia, etc.—se articula al interior de una red de diferencias, el juego de la presencia y la ausencia de los rasgos significativos convencionales que la lingüística ha demostrado que son un atributo fundador del lenguaje. Las prácticas sociales son como estructuras como el lenguaje; desde la infancia, el “crecimiento” es un crecimiento hacia un complejo de prácticas sociales significativas, incluyendo a y fundadas por el lenguaje mismo. Este orden simbólico generalizado es el sitio de las determinaciones a través de las cuales el pequeño animal humano se convierte en un ser humano social, un “ser”, colocado en una red de relaciones con los “otros”. La estructura del orden simbólico canaliza y moldea la formación social y psíquica del sujeto individual; es en este sentido que podríamos decir que el lenguaje, en el amplio sentido del orden simbólico, nos habla.

El sujeto inscrito en el orden simbólico es el producto de una canalización de impulsos sexuales básicos y predominantes, dentro de un complejo cambiante de sistemas culturales heterogéneos (el trabajo, la familia, etc.); eso quiere decir, una interacción compleja de una pluralidad de subjetividades presupuestos por cada uno de estos sistemas. El sujeto, por lo tanto, no es la entidad fija e innata asumida por la semiótica clásica, sino que es en sí misma una función de operaciones textuales, un proceso interminable de convertirse en: tal versión del sujeto, en el mismo movimiento en el cual rechaza cualquier discontinuidad absoluta entre el emisor y los códigos, también desaloja a la figura reconocida del Artista como un ego autónomo, trascendiendo su propia historia e inconsciente.

Sin embargo, rechazar al sujeto “trascendental” no nos sugiere que ni el sujeto ni la institución dentro de la cual se forma son atrapados en un simple determinismo mecanicista; la institución de la fotografía, en tanto que producto de un orden simbólico, también contribuye a dicho orden. Algunas de las primeras escrituras sobre semiología, particularmente las de Barthes, pretendieron desencubrir la organización similar a la del lenguaje de los mitos dominantes que rigen los significados de las apariencias fotográficas en nuestra sociedad. Más recientemente, la semiótica se ha dirigido a considerar no sólo la estructura de apropiación de la ideología de aquello que es “nombrado” en las fotografías, sino también a examinar las implicaciones ideológicas inscritas al interior del performance del nombramiento. Esta cuestión dirige nuestra atención al objeto/sujeto construido al interior del aparato técnico mismo.

El sistema significante de la fotografía, como el de la pintura clásica, nos presenta al mismo tiempo una escena y la mirada del espectador, un objeto y un sujeto que lo observa. Los signos analógicos bidimensionales de la fotografía son formados dentro de un aparato que es esencialmente el de la camera obscura del Renacimiento (La camera obscura con la cual Niepce hizo la primer fotografía, en 1826, dirigía la imagen formada por el lente por vía de un espejo sobre una pantalla de vidrio. . .precisamente a la manera de la cámara moderna de reflejo de lente sencillo). Independientemente de las imágenes presentadas, el modo de su presentación concuerda con las leyes de proyección geométrica que implican un solo “punto de vista”. Es la posición del punto de vista, ocupado de hecho por la cámara, el que se le presenta al espectador. Para el punto de vista, el sistema de representación añade el marco (una herencia que puede rastrearse desde la pintura de caballete, por medio de la pintura mural, hasta su origen en el convencionalismo de la construcción arquitectónica de la antigüedad); por medio de la agencia del marco, el mundo es organizado con una coherencia que de hecho carece, en un desfile de escenarios encuadrados, una sucesión de “momentos decisivos”.

La estructura de representación –punto de vista y marco—está íntimamente implicada en la reproducción de ideología (el “marco teórico” de nuestro “punto de vista”). Más que cualquier otro sistema textual, la fotografía se presenta a sí misma como “una oferta que no puedes rechazar”. Las características del aparato fotográfico colocan al sujeto de tal manera que el objeto fotografiado sirve para ocultar la textualidad de la fotografía misma, sustituyendo la recepción activa por una lectura pasiva (esto es, crítica).

Cuando nos confrontamos con fotografías rompecabezas, del tipo en el que tienes que adivinar lo “que es” (normalmente, objetos reconocidos tomados desde ángulos no muy reconocibles) nos hacemos conscientes de que tenemos que seleccionar de un conjunto de posibles alternativas, de tener que proporcionar información que la imagen en sí misma no contiene. Una vez que hemos descubierto lo que la imagen presentada es, sin embargo, la fotografía instantáneamente se trasforma para nosotros, ya no es un conglomerado confuso de tonos de luz y oscuridad, de orillas inciertas y volúmenes ambivalentes, porque ahora nos presenta una “cosa” que vestimos con una identidad completa, un ser. Con la mayoría de las fotografías que vemos, esta descodificación y embestidura ocurre instantáneamente, sin consciencia de ello, “naturalmente”; pero sí ocurre: la totalidad, la coherencia, y la identidad que le atribuimos a la escena es una proyección, una negación de una realidad empobrecida a cambio de una plenitud imaginaria. El objeto imaginario que tenemos aquí, sin embargo, no es “imaginario” en el sentido normal de la palabra, es visto, ha proyectado una imagen.

Una embestidura imaginaria análoga de lo real constituye un primer e importante momento en la construcción del ser, el llamado “estadio del espejo” en la formación del ser humano, descrito por Jacques Lacan: entre el sexto y el décimo octavo mes, el niño, que experimenta su cuerpo como fragmentado, sin centro, proyecta su unidad potencial, en la forma de un ser ideal, en otros cuerpos y en su propio reflejo en el espejo; en esta etapa el niño no distingue entre sí mismo y los otros, es el otro (la separación vendrá después, con el conocimiento de la diferencia sexual, abriéndose al mundo del lenguaje, el orden simbólico); la idea de un cuerpo unificado necesario para el concepto de la autoidentidad se ha formado, pero sólo por medio de un rechazo de la realidad (el rechazo de la incoherencia, de la separación).

Hay dos puntos con respecto al estadio del espejo en el desarrollo del niño que han sido de interés particular para la teoría semiótica reciente: primero, la correlación observada entre la formación de la identidad y la formación de imágenes (en esta edad, los poderes de visión del niño aventajan su capacidad de coordinación física) lo que llevó a Lacan a hablar sobre la función “imaginaria” en la construcción de la subjetividad, y segundo, el hecho de que el reconocimiento que el niño hace de sí mismo en el “orden imaginario”, bajo condiciones de una coherencia de reafirmación, es un desconocimiento (lo que el ojo puede ver como su-ser, en este caso, es precisamente aquello que no es el caso). Dentro del contexto de tales consideraciones, la “mirada” en sí misma se ha vuelto recientemente un objeto de atención teórica.

Siguiendo el trabajo reciente sobre teoría del cine, y adoptando su terminología, podemos identificar cuatro tipos básicos de mirada en la fotografía: la mirada de la cámara mientras fotografía el evento “pro-fotográfico”; la mirada del espectador, mientras éste ve la fotografía; la mirada “intra-diegética” intercambiada entre las personas (actores) presentados en la fotografía (y/o las miradas de los actores en torno a objetos); y la mirada que el actor podría dirigir a la cámara. . .

El acto de ver una fotografía después de un cierto periodo de tiempo es la de formarse una frustración: la imagen que en la primer mirada nos dio placer gradualmente se convierte en un velo detrás del cual ahora deseamos ver. No es un hecho arbitrario que las fotografías son desplegadas de manera que no las debamos ver por mucho tiempo; las usamos de manera tal que podemos jugar con el ir y venir de nuestro dominio de la escena/(vista) (un oficial en un museo nacional de arte quien siguió a los visitantes con un cronómetro descubrió que un individuo, frente a una sola pintura, le dedicaba un promedio de diez segundos, más o menos el promedio de la duración de una toma en el cine clásico de Hollywood).

Permanecer mucho tiempo con una sola imagen es arriesgar la pérdida de nuestro dominio imaginario de la mirada, renunciándola a ese otro ausente a quien le pertenece por derecho propio: la cámara. La imagen, en ese momento, ya no recibe nuestra mirada, reafirmando nuestra centralidad fundacional, y en vez de esto, la imagen evita nuestra mirada, confirmando su lealtad a lo otro. Conforme la alienación se entromete en el modo como nos cautiva la imagen, podemos, al apartar nuestra mirada o cambiar la página, reinvertir nuestra mirada con autoridad. (El “impulso de dominar” es un componente de la escopofilia, el placer sexual que produce la mirada).

La incomodidad que produce la contemplación extendida de una fotografía surge a partir de la consciencia del sistema de perspectiva monocular como una decepción sistemática. El lente acomoda toda la información de acuerdo con las leyes de la proyección, mismas que sitúan al sujeto como un punto geométrico de origen de la escena en una relación imaginaria con el espacio real, pero ciertos datos se entrometen para deconstruir la respuesta inicial: el ojo/yo no puede moverse al interior del espacio representado (mismo que se ofrece precisamente para dicho movimiento), sólo puede moverse a través de él, hacia los puntos donde se encuentra con el marco.

El reconocimiento inevitable que el sujeto hace de la regla del marco puede, sin embargo, ser pospuesto por una variedad de estrategias, las cuales incluyen mecanismos “de composición” para mover el ojo de las orillas que lo enmarcan. Una “buena composición”, por lo tanto, podría ser no más ni menos que un conjunto de mecanismos para prolongar nuestro dominio imaginario del punto de vista, nuestra auto-afirmación; un mecanismo para retardar el reconocimiento de la autonomía del marco, y la autoridad del otro al que significa. La “composición” (y efectivamente, el discurso interminable sobre la composición) es por lo tanto una manera de prolongar la fuerza imaginaria, el verdadero poder de complacer que tiene la fotografía, y puede ser este detalle lo que explica porqué ha sobrevivido tanto tiempo, dentro de una variedad de racionalizaciones, como un criterio de valor en todas las artes visuales.

Contrario a la estética del siglo XIX, que aun domina la mayoría de la enseñanza de la fotografía, y gran parte de la escritura sobre fotografía, el trabajo de la semiótica nos ha mostrado que una fotografía no debe reducirse a una “forma pura”, ni a una “ventana hacia el mundo”, ni tampoco un pasillo hacia la presencia del autor. Un hecho de primerísima importancia social es que la fotografía es un sitio de trabajo, un espacio estructurado y estructurante dentro del cual el lector utiliza, y es utilizado, por los códigos que reconoce de manera que puedan tener sentido las cosas. La fotografía es un sistema significante entre otros, en una sociedad que produce al sujeto ideológico durante el mismo movimiento en el cual “comunican” sus “contenidos” aparentes. Es por lo tanto importante que la teoría fotográfica dé cuenta de la producción de este sujeto como la totalidad compleja, si sus determinaciones son matizadas y reforzadas al momento de pasar por y a través de las fotografías.


Victor Burgin, Office at Night, 1986 (una de siete secciones)

martes, 22 de diciembre de 2009

¡Oh, no... ha llegado la Navidad!


                                      

lunes, 21 de diciembre de 2009

Invierno.


domingo, 20 de diciembre de 2009

Guerrilla de la comunicación.

 Uno de cada diez dentistas recomienda chicles con azúcar (2002), Nuria Vila 



Documental inspirado en el libro Manual de Guerrilla de la comunicación por el Grupo autónomo A.F.R.I.K.A. Luther Blisset / Sonja Brünzels. Con trabajos de Rtmark, The Yesmen, Las Agencias, Adbusters, Billboard Liberation Front, New Kids On The Black Block, Les Entarteurs, Deportation Class and more.

La Guerrilla de la Comunicación entiende los procesos comunicativos como lugares donde se reproducen los sistemas de dominación de la sociedad. Las prácticas que aquí se proponen juegan con los códigos dominantes para abrir una brecha que nos permita poner en cuestión la gramática cultural naturalizada y luchar con las armas del enemigo en una guerra de guerrillas que se libra en la batalla por el significado. (Y si puede ser, o al menos, pasar un buen rato.)

Distracción, sobreidentificación, detournement (desviación), impostura, creación de acontecimientos, subvertising, distanciamiento, fake, reapropiación...

¿Acaso la mejor subversión no es la de alterar los código en vez de destruirlos? Roland Barthes

Fuente: http://islatortuga.wordpress.com/

sábado, 19 de diciembre de 2009

Glops.




viernes, 18 de diciembre de 2009

Los Tangos de Julio Cortázar.

Cuando se relacionan los términos Cortázar y música uno normalmente tiende a pensar en el jazz, en figuras como Duke Ellington, Charlie Parker o Earl Hines, pero Cortázar escribio un disco de tangos (que podéis escuchar en el enlace), editado en el año 80 y reeditado en el 95 llamado Trottoirs de Buenos Aires. Tangos de Edgardo Cantón y Julio Cortázar, cantados por Juan Cedrón y grabado en Estudio ADAM, París, Francia, 1980.

 
 Aunque no es la versión  original de Juan Cedrón,  me he decidido por este video por la belleza de sus imágenes.Música: Ramiro Márquez Marcelo Márquez (voz) Ramiro Márquez (guitarra) Córdoba, 2005.

 VEREDAS DE BUENOS AIRES
Letra de Julio Cortázar.
 
De pibes la llamamos "la vedera"
y a ella le gustó que la quisiéramos.
En su lomo sufrido dibujamos
tantas rayuelas.

Después, ya más compadres, taconeando
dimos vuelta manzana con la banrra
silbando fuerte para que la rubia
del almacén saliera con sus lindas trenzas
a la ventana.

A mí me tocó un día irme muy lejos
pero no me olvidé de las vederas
pero no me olvidé de las vederas.
Aquí o allá las siento en los tamangos
como la fiel caricia de mi tierra.
¿Cuánto andaré por ahí hasta que pueda
volver a verlas?


Tumba de Julio Cortázar, cementerio de Montparnasse,París 2009.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Cortázar, Susan Sontag...y Fantomas, contra los vampiros internacionales.

Julio Cortázar (1914 – 1984), uno de los más destacados escritores hispanoamericanos del siglo pasado, en una entrevista concedida a Televisión Española (A fondo,1977), narraba la manera como surgió la idea de escribir: "Fantomas contra los vampiros multinacionales" (1977).





Alguien cercano le envió una historieta mexicana (Fantomas, la inteligencia en llamas.), creación de la legendaria editorial de tiras cómicas mexicana Novaro, dedicada al misterioso personaje en donde por la trama del guión, Fantomas se contactaba con varios escritores e intelectuales reconocidos (Octavio Paz, Susang Sontag, etc.), incluyendo al propio Cortázar, con el fin de indagar por una serie de sucesos misteriosos, relacionados con la desaparición e incineración de obras culturales, especialmente libros. Verse convertido en personaje de historieta le hizo gracia al narrador argentino, pero decidió devolver el favor, así como no le habían consultado para mencionarlo en el cómic, de igual forma sin pedir permiso, él escribiría una historia mezclada con dibujos variando el argumento de la historieta.






Susan Sontag habla con Fantomas.

Cortázar aprovechó para matar dos pájaros de un solo tiro, y de paso divulgó el trabajo desarrollado por el Tribunal Russell II*, audiencia conformada por intelectuales que realizó denuncias sobre la violación de derechos humanos en América Latina (tribunal del cual fue vicepresidente Gabriel García Márquez). Cortazar le dijo al editor que a este texto híbrido no le diera formato de libro, sino un formato como el de la historieta del que era originario en parte, y lo distribuyera en librerías especializadas en dicho género.

* Se llamó Tribunal Russell II, como segundo capítulo del Tribunal Russell, conformado por iniciativa del filósofo inglés Bertrand Russell, creado para investigar los crímenes cometidos durante la Guerra de Vietnam. El Tribunal Russell II se reunió en Bruselas, que como se recordará fue la ciudad en donde nació Julio Cortázar.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

La política: una causa de miopía.


Ojo miope y su corrección con una lente divergente.


Miopía.


Corrección con una lente divergente.

martes, 15 de diciembre de 2009

Hoy por la mañana.


El cielo estaba plagado de equivalencias. Y, en un alarde de Straight photography las he pescado, cazado, recolectado...¡Al blog!

lunes, 14 de diciembre de 2009

10 temas musicales sobre la fotografía.

1. Mission of Burma, This is Not a Photograph
2. Hank Thompson & His Brazos Valley Boys, An Old Faded Photograph
3. R.E.M., Camera
4. Johnny Cash, Send a Picture of Mother
5. Tom Waits, Old Shoes (and Picture Postcards)
6. Larry Towell, Leica Camera Song
7. Antonio Carlos Jobim, Photograph
8. The Kinks, Picture Book
9. Wilco, Kamera
10. Paul Simon, Kodachrome
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Wilco, Kamera.

domingo, 13 de diciembre de 2009

¿Un tabique?


Debió ser una piscina, algo se truncó...una vida. Quizá algún día lo sea. Desde hace tiempo, es más que un tabique.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Tres visiones sobre la ciudad: Manhatta; Berlin, sinfonía de una gran ciudad; El hombre con la cámara.





Título: Manhatta
Director: Paul Strand & Charles Sheeler
Año: 1921
Duración: 09:44
Color: B/N
País: USA.

Inspirada en Leaves of Grass del poeta americano Walt Whitman y en el trabajo de Picasso y Braque, Manhatta es un corto documental de vanguardia realizado en 1921 por el fotógrafo Paul Strand, en colaboración con su colega Charles Sheeler: un día en Nueva York siguiendo los ritmos de la vida urbana que inicia la tradición de películas sobre ciudades que Walter Ruttman llevaría a la cúspide unos años después con Berlín, sinfonía de una gran ciudad.
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Título: Berlín, Sinfonía de una gran ciudad.
Director: Walter Ruttman
Año: 1928
Duración: 01:01:52
Color: B/N
País: Alemania

La realidad tal y como era en Berlín, paradigma de la ciudad moderna, a finales de los años 20. Un trabajo fascinante en el que Walter Ruttman, conocido cineasta experimental y pionero de la animación, se basa en conceptos musicales para hacer una interpretación cinematográfica de la gran ciudad, desarrollando todo un sistema propio de ritmo y montaje. La visión, en resumen, de una metrópoli que vive y avanza al vertiginoso ritmo de los pistones industriales.

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Título: Man With A Movie Camera
Director: Dziga Vertov
Año: 1929
Duración: 01:06:48
Color: B/N
País: Rusia

La película que revolucionó el género documental en la década de los 20. Un trabajo fascinante que muestra un día en la vida de un operador soviético, dedicado a filmar una ciudad desde el amanecer hasta la noche. Lo más cercano al ideal de cine de su artífice, Dziga Vertov, cuyo único objetivo era captar la verdad cinematográfica, llevando el potencial de la cámara y del montaje a su máxima expresión. El arte de la propaganda al servicio de la revolución proletaria del mundo.

Metraje Encontrado es una plataforma online de cine experimental, vídeo, documental, arte sonoro y animación. Un proyecto del colectivo Unlikely cuya finalidad es difundir y dar a conocer trabajos audiovisuales alejados de los circuitos tradicionales de exhibición, a partir de fuentes, sistemas y tecnologías web 2.0.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Jeroglíficos, egipcios del siglo XXI.




¡Champollion hechame una mano!

jueves, 10 de diciembre de 2009

El deseo de ser piel roja.

El deseo de ser piel roja, (Franz Kafka).

Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era una pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo.




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Deseo de ser piel roja (Leopoldo María Panero).

La llanura infinita y el cielo su reflejo.
Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las Grandes Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora sin miedo
desiertos abrasados de silencio.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la Reservación no anida
serpiente de cascabel, sino abandono.
DESEO DE SER PIEL ROJA.
(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta.)




*****
Ama, ama, ama, y ensancha el alma, (Extremoduro).

"...De pequeño me impusieron las costumbres
me educaron para hombre adinerado
pero ahora prefiero ser un indio
que un importante abogado."



miércoles, 9 de diciembre de 2009

Una vez fuimos niños...






... y ahora, ¿Qué somos? ¿Adultos?

lunes, 7 de diciembre de 2009

Puente.


Sonido: ¡Fluuuoooouuuusshhh...!


domingo, 6 de diciembre de 2009







...y en ésto andamos.


viernes, 4 de diciembre de 2009

Let's get lost...Chet Baker, Bruce Weber.

Hace dos noches vi en DVD  el documental de la vida, y en gran parte sobre fotografías, de Chet Baker, Let´s get lost (1988), del director y fotógrafo Bruce Weber. Avalon ha sacado una edición especial de 3 discos:  una versión restaurada del documental, un disco de extras y otros trabajos de Bruce Weber, y otro disco (CD de audio) con dos grabaciones ineditas remasterizadas extraidas de Let´s get lost sessions, todo ello acompañado por un pequeño libro fotográfico que hace de estuche de los discos. Anoche necesité volver a revivir la experiencia de visionar ese delicioso documental, poseedor de una fotografía magistral, y como no, la música de Chet Baker...Casi triste, almost blue.




Chet Baker cayó al vacío el 13 de mayo de 1988 antes de estrenarse el documental, en un hotel de Amsterdam, cuya fachada estaba escalando en el momento de perder pie. La estaba escalando porque había olvidado su trompeta en la tercera planta y quería recuperarla, pero sin pasar por recepción porque acababan de expulsarle del hotel.

***

"Creo que los músicos de hoy llevan cien años de ventaja sobre la gente que escucha música. Espero que ese foso que les separa no se agrande más. Es una cuestión de oído y de capacidad para comprender lo que es la música. Me parece que la mayoría de las personas no quiere tomarse el tiempo necesario para informarse: quiere ser golpeada en la cabeza por las baterías del rock y no le interesa tanto pensar en la música. Posiblemente por esta razón el jazz puede ser pronto un arte perdido." (Chet Baker)

jueves, 3 de diciembre de 2009

¿El mejor solo de guitarra electrica?

En la película Le premier jour du reste de ta vie, 2008 (El primer día del resto de tu vida), padre e hijo se dirigen a un concurso de la guitarra invisible. En esa misma escena ambos van discutiendo sobre el mejor solo de guitarra de la historia del Rock´n Roll. Después de descartar a Angus Jones, a Pink Floid,  y a Jimmy Hendrix, el padre le dice a su hijo que el mejor solo es el de Allan Collins, con la canción de Free Bird del grupo Lynyrd Skynyrd, el grupo que compuso Sweet Home Alabama.

                                   

Pasear por la noche...








Carlos Alcañiz 2009.

Si uno observa los fragmentos que más nos apetecen, se crean historias apoyadas en  enormes elipsis. Con ellas, la imaginación ha de resolver y darles o no una continuidad, una narración. Pasear de noche se puede convertir de esta manera en un acto narrativo, en un acto poético efimero que nace de nuestra raiz simbólica. Pues somos animales simbólicos como dijo Ernst Cassirer, eso nos distingue de la otra clase de animales. Luego generalmente llegamos a nuestro destino...¿Al videoclub?


miércoles, 2 de diciembre de 2009

Hecho en México.


Carlos Alcañiz 2009.
Creo que no cabe ninguna duda, ¿no?

martes, 1 de diciembre de 2009

Vendido el archivo de Agustin Centelles por sus descendientes al ministerio de cultura.


Cola de votantes en la calle Caspe de Barcelona durante la Guerra Civil, el 16 de febrero de 1936. Agustí Centelles.

La venta al ministerio de cultura por 700 000 euros del archivo de Agustí Centelles (10 000 fotografías), ha abierto una polémica entre: los herederos, el ministerio de cultura  y  la generalitat de Cataluña. En un interesante artículo de El País titulado: La Generalitat ha ignorado siempre a Agustí Centelles, se explica la venta y parte de la polémica.