Bien mirado (en una línea cercana a la mirada de: Duchamp, Warhol, Martin Parr, etc.), cualquier establecimiento de comestibles puede tener la capacidad inconsciente de desafiar la cocina de Ferran Adriá. Ahora que el Bulli cierra, quizás sea el momento de desafiarlo aunque de una forma apropiacionisa, ¿o parte de su cocina no hace lo mismo? Yo como soy un bruto, me quedo con el readymade pastel de perro tuerto de arriba.
jueves, 27 de mayo de 2010
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