jueves, 21 de enero de 2010

Desmon-tar los excesos formalistas de la modernidad: el movimiento de la fotografía obrera. Hacia una historia política del origen de la modernidad fotográfica

SEMINARIO: El movimiento de la fotografía obrera.
Hacia una historia de la modernidad fotográfica.
MUSEO REINA SOFÍA. Dias 21,22 y 23 de enero.

“Debemos proclamar la realidad proletaria en toda su repugnante fealdad, con su denuncia a la sociedad y su exigencia de venganza (…). Debemos presentar las cosas como son, con una luz dura, sin compasión”.
Edwin Hoernle.


 El movimiento de la fotografía obrera (1926-1939) constituye un capítulo pendiente en la historia de la modernidad fotográfica. Pese a su centralidad en el debate teórico de Entreguerras y en los intercambios fotográficos internacionales, ha sido marginado, olvidado o borrado de manera recurrente desde las instituciones y la historiografía como parte de la represión de la experiencia comunista en Occidente tras la Segunda Guerra Mundial.

El movimiento renació en los setenta de sus cenizas, con una oleada de artistas como Allan Sekula  o Marta Rosler (Jorge Ribalta, Efecto real: debates posmodernos sobre fotografía. Ed. Gustavo Gili. Barcelona, 2004.) que hacen una relectura del papel político del documental, para desmon-tar los excesos formalistas de la modernidad. El valor realista vuelve a la imagen fotográfica, más allá del planteamiento artístico, "porque es un arte para la gente".



 La fotografía obrera constituye aún hoy un difícil capítulo pendiente en la historia de la fotografía, una especie de “eslabón perdido” en la articulación de la modernidad fotográfica del siglo XX. Este seminario forma parte del proceso de investigación de cara a la exposición Una luz dura, sin compasión. El movimiento de la fotografía obrera, 1926-1939 (Museo Reina Sofía, 2011), que justamente pretende contribuir a subsanar esa carencia y proporcionar elementos para una historia del movimiento por primera vez en un museo central de arte moderno. Resituar este movimiento, marginalizado, olvidado o borrado de manera recurrente desde las instituciones y la historiografía hegemónica, como parte de la represión de la experiencia comunista en Occidente después de la Segunda Guerra Mundial, en el centro de los debates fotográficos de Entreguerras, y más en concreto en la constitución de la noción moderna de documento fotográfico, es un intento de repolitizar el relato canónico formalista del surgimiento de la modernidad fotográfica, la Nueva Visión, en los años veinte. Tal relato todavía es en buena medida heredero de la influencia del MoMA en la lectura histórica y estética que supone la incorporación de la fotografía en el arte moderno del siglo XX. Al mostrar la relación estructural de la vanguardia artística y la vanguardia política, poniendo énfasis en una cultura artística transnacional, se intenta favorecer y experimentar una historiografía de nuevo tipo. Ya no se trata de hacer un recorrido por artistas y obras singulares, sino de relatar la constitución de espacios públicos a través de medios fotográficos, lo que podemos llamar una esfera pública fotográfica.

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